" La vida es como una caja de bombones... nunca sabes lo que te va a tocar"
Esta frase que se hizo famosa por la película " Forrest Gump" me ha inspirado a la hora de escribir hoy. Voy hacer una comparación entre los bombones que puedes encontrar en una caja, y los chicos que por un tiempo han sido mis "bombones".
Empezaré por el más clásico, el que considero "mi bombón" casi desde que me salieron los dientes (exagerando un poco). Él es el que aunque pasan los años, no empalaga. ¡ Siempre dulce!. ¡ Cómo no!, es mi amor platónico.
Luego están aquellos bombones que con el paso del tiempo dejan de ser mis favoritos, porque mi gusto ha variado. Son los chicos que en un momento de mi vida, sobretodo en la adolescencia, me volvían loca.
También he tropezado con uno de esos bombones que aunque aparentemente agradan, luego al probarlo resulta ser de licor , provocando quemadura en la boca y ganas de no volverlo a saborear. Fue el chico que me dio mi primer beso.
Además está aquel que como el de chocolate negro empieza siendo dulce y termina siendo amargo. Pero, años más tarde te das cuenta que lo que queda es la primera impresión. De ahí las ganas de volverlo a comer, ¡ aunque sea un mordisco!. Ese es Iñaki, el chico que más me ha hecho sufrir por amor, pero también el único que me ha hecho llorar de felicidad.
Completando la caja, está el bombón con forma de corazón, ese que tiene una apariencia exquisita, un sabor dulce... pero, ¿ dónde están los trocitos de almendra?. No es perfecto del todo, aun así la sensación de cremosidad que deja, hace que entren ganas de volver a repetir. Pero eso tendrá que esperar a cuando ese ingrediente este añadido, y sepa realmente que va a estar disponible siempre que mi paladar lo desee. ¿ No es difícil adivinar quien es este, verdad?. Eres tú, amigo mío.
Me atrevo a coger otro...
" Porque conformarte con uno, pudiendo tener la caja entera"
P.D. Hablando de bombones, no podía faltar esta frase, ¿ te acuerdas?. Si recuerdas, el primero que saboree en Donosti, fue el de forma de corazón.
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