sábado, 23 de mayo de 2009

DE PINCHOS POR LOGROÑO

Ayer a las 8 de la tarde Manu me llevó a Logroño, ciudad que yo nunca había visitado antes. El martes mientras cenábamos unos bocatas en El Pigor, salió en la conversación ese hecho y le faltó el tiempo para avisarme el viernes que nuestra cita iba a ser ahí. En un principio fuimos al Berceo a hacer un recadico ( entregar los últimos papeles para cambiarse a Movistar, ahora somos del mismo operador, lo cual significa más horas hablando y más barata la factura). Después me llevé una grata sorpresa al pisar el centro de la ciudad, no me imaginaba que estuviese tan bien. Y eso no es nada, para lo que me gustó la famosa Calle del Laurel. ¡ Qué ambiente tan bueno!.
Hacía una noche de verano, así que la calle se encontraba repleta de gente. Preguntó haber que gustos tenía y ejerció de guía gastronómico. Primero comimos uno de jamón con pimiento verde ( ese normalmente es mi favorito) en Pata Negra. Luego la típica zapatilla ( una tostada que se dobla con tomate y jamón). Después un champis en el bar Ángel ( tres champiñones con una gamba y sabor ajillo)y por último un wonderbra o cojonudo en el bar Torrecilla (pan con salsa de tomate y dos huevos de codorniz). ¡ Estaban deliciosos!, no sabría decantarme por uno.
Ya serían las 12 cuando fuimos a una terraza de una de las avenidas de la ciudad. Allí nos comimos dos copas tremendas de helado ( el mío tenía tres bolas: café, leche merengada y yogur cubierto por nata montada con caramelo y barquillo), ¡ qué cosa más rica!. Se estaba tan agusto que se nos hizo tarde. Además luego hablando en el coche...
Manu tenía que madrugar para coger el autobús que le llevaría a Barcelona para ver al Osasuna, así que decidió ir de empalmada. Nos lo pasamos muy bien.
Valoro mucho el detalle de llevarme a un sitio que yo había nombrado que me apetecía conocer

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