Es el día que más nos toca madrugar. A las 5 de la mañana cogemos el autobús rumbo a Pompeya (300 km). Nos dan un pequeño tentempié y luego a las 8 desayunamos en el hotel situado al lado de la entrada de las ruinas. Gracias a la erupción del volcán Vesubio se conserva todo muy bien, la lluvia hace que la visita no sea lo más agradable. Luego con el autobús nos dan un paseo turístico por la ciudad de Napolés. Esa ciudad será la que más me defraude del viaje. Está muy sucia y mal conservada, dando una imagen de pobreza en sus calles. A pesar de ello, su puerto está lleno de grandes cruceros. Será allí donde a las 11:20 cojamos el Ferry que nos conducirá a la isla de Capri ( 40 minutos).
Al llegar a Capri, sale el sol, de ahí que le llamen " L´isola del Sole". Aunque no será un día radiante, al menos ha parado de llover. Me enamora nada más verla. Casas blancas, mar y yates en su puerto ( la estampa que más me gusta). Con un microbus ( parece Fernando Alonso) subimos a Anacapri a disfrutar desde un mirador de un bonito paisaje. De ahí es el famoso limonchelo. Luego nos bajan hasta lo que es propiamente la ciudad y comemos en un restaurante con vistas al mar. Desde unos jardines observamos los famosos farallones, donde se han rodado importantes anuncios televisivos. Callejeamos, observando las tiendas de las grandes marcas de moda y disfrutando de su tranquilidad. A la tarde bajamos en teleférico hasta el puerto para coger de nuevo el Ferry. De vuelta a Roma cenamos en el restaurante de un hotel en el pueblo de Cassino. A las 10:30 llegamos al hotel. Felicito a Iñaki por su cumpleaños vía sms.
Cuando encuentre a esa persona, volveré a la isla de Capri...Es un lugar ideal.
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